Sin ningún lugar a dudas, el Covid-19 va a marcar un antes y un después

en la conceptualización de la forma de habitar de las personas.

El confinamiento, ha perpretado ansias de libertad, de vivir en contacto

permanente con el sol, el aire, el agua de una piscina y la naturaleza de un jardín,

así como el huir de vivir en masificados bloques de viviendas.

Todo ello, desfasa muchos planes urbanísticos de las grandes ciudades,

establecidos desde hace muchos años. Sólo queda esperar que las autoridades públicas,

sepan interpretar la situación y desarrollar soluciones eficaces en la materia urbanística.